miércoles, 14 de septiembre de 2011

enfermedad etapa terminal





 El SIDA, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida es producido por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que fue reconocido por vez primera en 1981. Es una nueva enfermedad que se transmite, de manera especial, por vía sexual. Pero existen cada vez más casos en los cuales el virus fue transmitido mediante transfusiones de sangre contaminada o productos igualmente contaminados derivados de la misma, por compartir agujas hipodérmicas contaminadas con el virus. 

La evidencia sugiere que entre el 25 y el 50% de casos, la madre contagia al hijo su enfermedad durante el embarazo, el parto y hasta, posiblemente, durante la lactancia. Mujeres asintomáticas pueden dar a luz hijos afectados. El virus atraviesa la placenta y puede ser detectable en la sangre del niño hasta por un período de 15 meses, de manera que un bebé no infectado puede arrojar una prueba positiva de anticuerpos de VIH. El VIH ha sido aislado en las secreciones cervicales, de manera que es posible que algunos bebés se infecten durante el parto. Inicialmente, se pensó que el sida afectaba exclusivamente a los homosexuales. Pero luego se comprobó que pertenece a la vida sexual en general, por lo mismo, de suyo, nadie puede considerarse ajeno a la posibilidad de contagio. 
El virus del sida produce una destrucción, en unos casos paulatina y en otros muy rápida del sistema de defensa del organismo, denominado sistema inmunológico. Ello quiere decir, que la persona tendrá fácilmente cualquier otra enfermedad y, sobre todo, que su organismo no podrá defenderse de los microorganismos patógenos. En consecuencia, no se curará ni del sida de ninguna otra enfermedad. Porque, una vez que el virus penetra en la célula, la infección será permanente, hasta la muerte.

El período de incubación del VIH no es igual en todos los casos. Aproximadamente, la mitad de las personas contaminadas desarrollará los síntomas del sida dentro de los 10 años, a partir del contagio. De las personas que manifiestan los síntomas de la enfermedad, alrededor de la mitad morirá dentro de los primeros 18 meses. El resto fallecerá en un período de tres años. Durante este período, en el que no se manifiesta la enfermedad, la persona corre el alto riesgo de contagiarla a otros. 
Estos síntomas permanecen de forma inamovible en la persona. Es entonces cuando, rápidamente, dan lugar a una serie de otras infecciones denominadas oportunistas porque se producen debido a que el sistema inmunológico se halla ya seriamente comprometido e incapaz de ofrecer resistencia alguna a otras enfermedades. Para el paciente, cualquier enfermedad, un catarro, puede transformarse en un experiencia fatal.
En consecuencia, la inmensa mayoría de los enfermos termina por contraer enfermedades oportunistas de toda índole. Por ejemplo, meningitis, neumonía, cánceres de la piel, tuberculosis, herpes zóster, etc.
        El sida es una enfermedad mortal. Pese a los intensos esfuerzos realizados por los especialistas, hasta la fecha, no existe tratamiento alguno curativo. Pero se ha logrado disminuir la progresión del VIH a Sida y reducir el riesgo de transmisión perinatal y sexual. Pero el elevado costo de los tratamientos les ha hecho casi inaccesibles, de modo particular, en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, se han producido inmensos avances en el cuidado de la persona que vive con la enfermedad; se han mejorado de manera notable sus condiciones de vida y, sobre todo, se han cambiado las actitudes sociales ante la enfermedad y ante la persona afectada. Nos encontramos en la tercera década de la epidemia, pero sólo en ésta se han realizado serios esfuerzos de prevención como la mejor forma de atacar al VIH. Pese a estos esfuerzos, el virus continúa transmitiéndose a través del mundo ocasionando la muerte de millones. Los serios avances en el conocimiento de la enfermedad no significan logros muy significativos para detenerla y, sobre todo, para curarla.
La única posibilidad de prevenir el contagio, es manteniendo ciertas reglas que aconsejan los especialistas para la práctica sexual. Reglas que son igualmente válidas para todas las demás ETS. Pero tampoco se las puede tomar como absolutas puesto que nada es una garantía de ese carácter.

a. Mantener una relación de mutua exclusividad con un solo compañero sexual. 
b. Evitar las relaciones sexuales con quien (varón o mujer) haya tenido muchos compañeros sexuales.
c. Recordar que toda relación sexual, de cualquier índole que sea (homosexual, heterosexual, anal, vaginal) puede transmitir el VIH.
d. El condón continúa siendo el principal recurso para la prevención del VIH y otras ETS. 
e. Recordar que muchas personas positivas al VIH aparentan buena salud por cuanto el virus necesita mucho tiempo para desarrollarse y manifestarse mediante los síntomas indicados. Pero que son transmisoras de la enfermedad.
f. Aceptar que mujeres y varones adolescentes no realizan acciones de prevención, el VIH-sida se propagará de manera incontenible

sida



 El SIDA, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida es producido por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que fue reconocido por vez primera en 1981. Es una nueva enfermedad que se transmite, de manera especial, por vía sexual. Pero existen cada vez más casos en los cuales el virus fue transmitido mediante transfusiones de sangre contaminada o productos igualmente contaminados derivados de la misma, por compartir agujas hipodérmicas contaminadas con el virus. 
La evidencia sugiere que entre el 25 y el 50% de casos, la madre contagia al hijo su enfermedad durante el embarazo, el parto y hasta, posiblemente, durante la lactancia. Mujeres asintomáticas pueden dar a luz hijos afectados. El virus atraviesa la placenta y puede ser detectable en la sangre del niño hasta por un período de 15 meses, de manera que un bebé no infectado puede arrojar una prueba positiva de anticuerpos de VIH. El VIH ha sido aislado en las secreciones cervicales, de manera que es posible que algunos bebés se infecten durante el parto. 
Inicialmente, se pensó que el sida afectaba exclusivamente a los homosexuales. Pero luego se comprobó que pertenece a la vida sexual en general, por lo mismo, de suyo, nadie puede considerarse ajeno a la posibilidad de contagio. 
El virus del sida produce una destrucción, en unos casos paulatina y en otros muy rápida del sistema de defensa del organismo, denominado sistema inmunológico. Ello quiere decir, que la persona tendrá fácilmente cualquier otra enfermedad y, sobre todo, que su organismo no podrá defenderse de los microorganismos patógenos. En consecuencia, no se curará ni del sida de ninguna otra enfermedad. Porque, una vez que el virus penetra en la célula, la infección será permanente, hasta la muerte.

El período de incubación del VIH no es igual en todos los casos. Aproximadamente, la mitad de las personas contaminadas desarrollará los síntomas del sida dentro de los 10 años, a partir del contagio. De las personas que manifiestan los síntomas de la enfermedad, alrededor de la mitad morirá dentro de los primeros 18 meses. El resto fallecerá en un período de tres años. Durante este período, en el que no se manifiesta la enfermedad, la persona corre el alto riesgo de contagiarla a otros. 
Estos síntomas permanecen de forma inamovible en la persona. Es entonces cuando, rápidamente, dan lugar a una serie de otras infecciones denominadas oportunistas porque se producen debido a que el sistema inmunológico se halla ya seriamente comprometido e incapaz de ofrecer resistencia alguna a otras enfermedades. Para el paciente, cualquier enfermedad, un catarro, puede transformarse en un experiencia fatal.
En consecuencia, la inmensa mayoría de los enfermos termina por contraer enfermedades oportunistas de toda índole. Por ejemplo, meningitis, neumonía, cánceres de la piel, tuberculosis, herpes zóster, etc.
        El sida es una enfermedad mortal. Pese a los intensos esfuerzos realizados por los especialistas, hasta la fecha, no existe tratamiento alguno curativo. Pero se ha logrado disminuir la progresión del VIH a Sida y reducir el riesgo de transmisión perinatal y sexual. Pero el elevado costo de los tratamientos les ha hecho casi inaccesibles, de modo particular, en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, se han producido inmensos avances en el cuidado de la persona que vive con la enfermedad; se han mejorado de manera notable sus condiciones de vida y, sobre todo, se han cambiado las actitudes sociales ante la enfermedad y ante la persona afectada. Nos encontramos en la tercera década de la epidemia, pero sólo en ésta se han realizado serios esfuerzos de prevención como la mejor forma de atacar al VIH. Pese a estos esfuerzos, el virus continúa transmitiéndose a través del mundo ocasionando la muerte de millones. Los serios avances en el conocimiento de la enfermedad no significan logros muy significativos para detenerla y, sobre todo, para curarla.
La única posibilidad de prevenir el contagio, es manteniendo ciertas reglas que aconsejan los especialistas para la práctica sexual. Reglas que son igualmente válidas para todas las demás ETS. Pero tampoco se las puede tomar como absolutas puesto que nada es una garantía de ese carácter.
a. Mantener una relación de mutua exclusividad con un solo compañero sexual. 
b. Evitar las relaciones sexuales con quien (varón o mujer) haya tenido muchos compañeros sexuales.
c. Recordar que toda relación sexual, de cualquier índole que sea (homosexual, heterosexual, anal, vaginal) puede transmitir el VIH.
d. El condón continúa siendo el principal recurso para la prevención del VIH y otras ETS. 
e. Recordar que muchas personas positivas al VIH aparentan buena salud por cuanto el virus necesita mucho tiempo para desarrollarse y manifestarse mediante los síntomas indicados. Pero que son transmisoras de la enfermedad.
f. Aceptar que mujeres y varones adolescentes no realizan acciones de prevención, el VIH-sida se propagará de manera incontenible